¿Qué son y para qué sirven las Células Madre?
Las Células Madre Adultas son el pilar fundamental de la Medicina Regenerativa. Son las células encargadas de la curación de los tejidos dañados, ya se por lesiones o por enfermedad.
Las Células Madre son el origen de la vida ya que a partir de ellas se forma el organismo durante el periodo embrionario y fetal. Ya de adultos, en todos los tejidos quedan Células Madre residuales, restos de la época embrionaria, que se agrupan en determinadas zonas o nichos celulares. Ante una lesión, y siempre que no se destruya demasiado tejido sano, las Células Madre salen de su nicho, se multiplican y se convierten en células del tejido dañado regenerando el órgano lesionado.
El envejecimiento ocurre, entre otras múltiples razones, por un agotamiento del remanente de Células Madre, incapaces de regenerar los daños producidos por el uso, las lesiones previas o el paso del tiempo.
Cuando el daño es demasiado extenso, aparece en zonas con escasas células madre propias o en áreas ya degeneradas por el envejecimiento, la posibilidad de que esos tejidos puedan regenerarse por sí mismos desaparece. Aquí aparece la Medicina Regenerativa aportando externamente las Células Madre para la regeneración de los tejidos.
Tipos de Células Madre Adultas
Las Células Madre Multipotenciales Adultas son capaces de convertirse en células de distintos tejidos. Se encuentran acantonadas en diversas zonas de nuestro organismo y son las empleadas en los Tratamientos de Medicina Regenerativa al poder ser extraídas, aumentadas en número y depositadas en los tejidos dañados para regenerarlos.
Las Células Madre Mesenquimales Adultas son capaces de regenerar todos los tejidos del aparato locomotor (hueso, cartílago, tendón, ligamento y músculo), la piel y ciertas mucosas, el sistema nervioso central y periférico, el corazón y algunos órganos digestivos (hígado, páncreas). También son capaces de regular nuestro sistema inmune.
Tratamiento con Células Madre Adultas
Cuando en el tejido dañado quedan ya pocas células madre, el tratamiento adecuado es aportar nuevas células madre procedentes de otros lugares ricos en ellas.
Extraerla de lugares con una elevada densidad de células madre como la grasa subcutánea, y posteriormente aumentar aún más su concentración en el laboratorio garantiza disponer del número de células suficiente para regenerar lesiones muy avanzadas.
El tratamiento con células madre se complementa siempre con factores de crecimiento para que estimulen su multiplicación dentro del tejido a sanar.